Cuando uno se ahoga, necesita respirar. Cuando nos sentimos acorralados, luchamos para escapar. Cuando nos encierran en contra de nuestra voluntad, hacemos lo imposible para sobrevivir, para buscar...nuestra efímera libertad. Envidiaremos a algunos protagonistas de la historia que tendrán la inmensa suerte de encontrar su media naranja casi sin esfuerzo, claro que las naranjas pueden ser dulces o toparte con una realmente ácida....así que al sentimiento de envidia podríamos añadirle el miedo, porque esas naranjas, esos "chicos malos"...no van a dar tregua ni un instante. Manteniendo parejas clásicas e incluyendo alguna más nueva, os invito a leer esta historia agridulce que os hará sentir un cúmulo de emociones entremezcladas.
20 parts