"-¿Qué tal todo pequeña? -me preguntó James. -¿puedo llamarte así? -Claro, me gusta ese apodo." No era la primera vez que me decían que la vida no era fácil, y se que no lo decían por decir. El sufrimiento existe, al igual que el amor. Cuando lo había dado todo por perdido, apareció él, la única persona capaz de hacerme amar otra vez.