
Las vértebras cada vez más rotas. Los párpados cada vez más caídos. Las ojeras cada vez más moradas. Y la boca que cada vez reprime menos suspiros. Tan débil y al mismo tiempo tan irrompible. El tejado de una casa vieja que no se derrumba. Ramas que no se parten con el viento. Traté de regarte como pude, hice todo lo posible, sabiendo siempre, por supuesto, que eras como cuidar a una flor marchita, como querer a algo que ya estaba muerto. -au-. ➳ 2019.All Rights Reserved