Imaginad un mundo regido en una ligera e inestable armonía por 4 tipos de criaturas: humanos, vampiros, druidas y hombres lobos. Imaginad que ese mundo no solo existiera, sino que además fuera el que habitáis, ese que os rodea y os engulle a diario, ese que a veces os sumerge en un laberinto de asfixiante normalidad. Imaginad que yo llegué para abriros los ojos a una esencia, de la que, quizás (y solo quizás) algún lector trata en vano de huir. Imaginad que, entre tanta confusión, un chico solo trata de hacer lo correcto y un niño de sobrevivir a su propio yo. Todo aquel que se adentre en esta historia debe saber de antemano que no sólo lo hace en un mundo de fantasía y coraje sino en un fanfic Ragoney. Por tanto, y aunque no de una forma ortodoxa, lo hace en un amor homosexual. Si no sois heteronormativos de pensamiento os invito a volar y disfrutar de un cuento que ni es de amor, ni de lobos y vampiros y que buscara haceros reír, llorar, volar, amar y odiar al mismo tiempo.