Tal vez el título no es el más adecuado para esta segunda parte, pero, ¿cree alguien aquí en los finales felices? ¿Qué harías tú si tu hija es seguida por voces susurradas, asustada con llamadas de desconocidos y hasta molestada con cartas dejadas en su habitación a mitad de la noche? Bueno, alguien aquí tiene que creer en los finales felices. Alguien, yo no...