La vida de Nala ha sido idílica, por decirlo de algún modo, en fin, su historia inicia con juegos, risas y chocolate, mucho mucho chocolate. Padres presentes y protectores, tan perfectos que siempre respetaron y apoyaron sus decisiones, por supuesto, encaminando las poco beneficiosas. Excelentes calificaciones (la primera en la clase), buena chica, educada, encantadora, bondadosa... Perfecta. Sin más que decir.
La joven Nala ni siquiera ha tenido novio y no por falta de pretendientes sino porque en su burbuja ha idealizado al príncipe que un día vendrá y con el cual tendrá una vida perfecta. Todo lo relacionado con Nara era... Perfecto.
Hasta ese día... Hasta aquel día en que sus caminos se cruzaron por ¿Primera vez? Lo averiguaremos.
Lo que sí puedo adelantarles es que Nala conoció el infierno en toda la extensión de la palabra gracias a él. No, no el príncipe que también apareció, ni siquiera el caballero el cual hizo acto de presencia, o un rey, no, nada de eso. Su vida acabó debido a la irrupción del villano. Clásico.
Pero, ¿qué pasa si ese villano aparece disfrazado de un encantador ser que te embauca con su sonrisa ladina y su peculiar historia? ¿Qué hace uno si el villano pretende destruirte, destrozarte y, sin embargo, te ofrece el privilegio de sentir el cielo en tus manos gracias a unas cuantas caricias?
Nala no era fuerte, no estaba preparada para eso... Y cayó en el pozo.
Ahora solo tiene una opción; descubrir cómo salir de él y cómo seguir amando hasta el último de sus latidos sin que el odio y la venganza interfieran en el proceso.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...