La piel de gallina, sus dedos rozando mi piel, los ojos cerrados suavemente, sus labios en mis labios. Siento miedo y felicidad a la vez, ¿será normal? Quiero que el tiempo se pare por un momento. ¿Por qué su piel es tan suave? Me encanta tocarle la nuca al besarle, me hace sentir pequeña. No quiero que acabe, que no se separe de mi, por favor. Siento que cada vez me abraza más fuerte, me encanta sentirle tan cerca, huele muy bien.
Me deja de besar y me mira. Abro los ojos y le veo sonriendo en frente de mi. Tengo ganas de bersarle otra vez, pero no será igual que antes.
-No puedo seguir besándote-me dijo él
-Si no puedes pues no te puedo obligar a hacerlo-dije con cierto tono irónico
Se echó a reír.
Me encanta su risa. No besarle. No besarle. No besarle. No besJODER. Me encanta que me bese por sorpresa. Sus manos están en mi cintura y las mías en su nuca. El Universo se ha parado, la Tierra no gira en un pequeño instante, mi corazón se ha paralizado
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.