Junto al río Han estaba el castaño con la sonrisa más bonita que había visto. Corrío hacia él con anhelo, estaba nevando y lo único que traía era una camiseta y unos pantalones de pijama. El castaño tomó sus manos con rapidez, llevandoselas a los labios para darle un poco de calor, tenía el ceño fruncido y sus ojos brillaban con molestia por verlo tan desabrigado. Sus ojos siempre sinceros, mostrando cada emoción sin dudarlo. Con una sonrisa entró en su abrazo, la chaqueta del castaño era lo suficientemente grande como para abrigarlos a ambos, tarareo para él y el frío del exterior fue ignorado. Y despertó. Solo.All Rights Reserved
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