El viento estremecía las hojas de los árboles, en una noches gélida, mi voz, con pequeños susurros era apenas audible. Me arrastraba por una calle rara vez concurrida, en ese momento estaba desierta, a lo lejos escuché pasos, al saber que era él, corrí o al menos lo intenté, mis heridas me obligaban a ceder el paso. Me detuve, miré a mis espaldas y lo ví, era una monstruosidad, un ser indescriptible de una altura impensable con la apariencia de un majestuoso lobo. Dio un salto y... ¿Quieres leer más?¿Que esperas? ¡adelante! Contactame si tienes ideas para aportar en la historia, me encantaría saber tu opinión.
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