Owen supuso que había peores trabajos que ser un enfermero en una prisión de alta seguridad para enfermos mentales.
En cierta forma, había más ventajas que desventajas. La paga era buena, el horario era accesible y tenía un seguro de vida proporcionado por la institución en caso de cualquier cosa llegara a sucederle. Además, en general, todos los pacientes eran sorprendentemente tranquilos, y los que no lo eran, la gran mayoría del tiempo eran mantenidos bajo la influencia de sedantes o drogas tranquilizantes.
Su día a día se había convertido en una rutina que Owen inclusive había llegado a apreciar.
Sin embargo, todo eso terminó en el momento en el que Emily Graham puso un pie dentro de la prisión.
(Secuela de The horror of our love, Letters of love and dead y Tears and love)