-Frente a todo lo Lógico y elemental, hay un hecho que es absoluto aún si la mayoría lo desconoce, y es que todo en este basto e infinito universo, viene en par: Luz y Oscuridad, Vida y Muerte, Creación y Destrucción, Maana y Miasma; Así como Faeries y Lilithianos -ella vio como la pequeña niña cogida de su mano le miraba abriendo al máximo los ojos y, sonriendo, la hizo avanzar por aquel espacio estrellado y protegido por aquella barrera en cuyo interior descendía una suave nevada-. Los faeries se caracterizan por necesitar el maana para subsistir, en diverso grado de requerimiento, por otro lado los lilithianos requieren del miasma para vivir con similares condiciones, de esta manera, ambas razas conforman una simbiosis necesaria y única logrando un equilibrio en la distribución de las Energías que trascienden los mundos y las realidades. La niña de largos cabellos dorados asintió y, tras avanzar otros pasos de la mano de su maestra, se detuvo en seco, en medio de aquellos destellos, rodeados por los Peces Soñadores del Cosmos, distinguió una puerta incrustada en la base de un árbol de luz... una suave melodía parecía provenir de ella. -Maestra Edea, ¿por qué está esa puerta ahí? Edea de Titania miró a su segunda aprendiz con nostalgia, para luego volver la mirada hacia ese portal diáfano con aprehensión. -Rapsodia... -respondió la Bruja de las Tempestades del Este. . . . . . ¿Qué quiso decir Edea con Rapsodia? ¿Qué era esa melodía que la joven Bruja de las Llanuras del Oeste escuchó? Y sobre todo, ¿hacia dónde conducía esa puerta? Descúbrelo en esta nueva historia. . . . .
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