Rompiendo las cadenas que retienen mis silencios. Rompiendo mis cuerdas vocales con desprecio. Y la pared, que marca la silueta de mis nudillos. Derribo cada carta que compone mi castillo. Ya no repta entre mis miedos cordura alguna ni mis dedos se deslizan de nuevo a tu cintura. No resuena melódica tu voz en la distancia que, dijimos, no afectaría a nuestras caricias. Estoy agotado, la misma imagen en mi retina y no aguanto la presión que ejerce en mi esta rutina. Que solo escribo frases lúgubres en mi libreta , que solo en blanco y negro veo mi única meta. Qué solo...qué solo me siento a veces, en lo bueno todos están, en lo malo desaparecen. Amanece, la situación no es distinta, sigo con ganas de escupirle al papel mi tinta. Y aquí estoy, en la pared la silueta en puño de mi cólera, en mis miedos te reiteras de forma efímera, rompiendo las cadenas y mis cuerdas vocales, tumbando de un soplido mi castillo de naipes.