Era un día normal para el guardián de la poderosa Esmeralda Maestra, o eso parecía ser en un principio antes de que cierta chica murciélago le diese un giro a todo. Él siempre supo que no debió fiarse de ella, al fin y al cabo, no era más que una problemática cuyo único interés era aquella imponente esmeralda que él debía proteger... ¿verdad? ¿o acaso podría esa ladrona querer algo más que joyas?... [Advertencia por contenido sugerente (aunque no explícito) y lenguaje]