Me ha tocado la vida más dura aquí en el campo de concentración de Alemania, mi nombre es Andrew, un joven de 28 años condenado injustamente por no participar en el ejército militar. Llevo un año, una semana y 3 días encerrado, tengo días terribles pero sin dudas son las noches las que no me dejan en paz. Puesto que cada noche a las 00:15 se puede sentir el sufrimiento de los demás con solo escuchar sus gemidos de dolor, desesperación. Las celdas de algunos prisioneros es abierta y los guardias los arrastran sin piedad hasta una habitación donde ya no se les vuelve a ver o escuchar.
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