Cuando eres pequeña solo piensas en jugar y pasarla bien, tus únicas preocupaciones son: no caerte y hacer que tu mamá se enoje y busque a su fiel amiga "la chancla". Ese era nuestro único temor. Cuando empezamos la adolescencia ya las preocupaciones son otras. Si el chico que te gusta también gusta de ti, felicitaciones no te tienes que esforzar tanto por agradarle y gustarle a él, pero cuando no es así ¿qué? Ahí es donde las chicas sufrimos, y más si no nos sentimos seguras con nosotras mismas. En este caso podemos exponer dos tipos de chicas: Las que están seguras con si mismas y pueden conseguir los chicos que deseen, y nosotras, las que no somos seguras de nosotras mismas y no podemos conseguir a ningún chico, pero no porque seamos horrible ni nada de eso, solo porque estamos pensando tanto en nuestras inseguridades que no observamos y exploramos más allá de lo que es. Aquí es donde comienza mi historia y mi pequeña explicación.