Sentada a su lado, era de noche, las 10:00 p.m para ser exacta, la brisa tan fresca, los árboles y el pasto haciendo ese pequeño sonido que provoca el viento al rozar en ellos, yo miraba la luna mientras esperábamos que llegasen por mí, y él, él me miraba a mí. - Me gusta el labial que llevas hoy - Confesó sin temor, me giré mirándolo a los ojos mientras sonreía levemente, mi corazón comenzó a palpitar velozmente, cuando estuve a punto de hablar, su voz retumbó una vez más. - Me encantaría probarlo - Dijo sin más, mi mente en aquél momento no trabajó del todo bien, no pude comprender y mis nervios comenzaron apoderarse de mí completamente, me sentí confundida y extraña a su vez, lo único que pude decir y, que salió de mis labios fue: - Podría prestártelo si quieres alguna vez -