Ser una Dhelyn puede que sea un reto, quizás hasta puede ser peligroso si no se es precavido, pero aún así creo que a mí, de entre todos los demás, me ha tocado siempre la peor parte. Me llamo Leah y puedo decir que desde que el oráculo abrió mis ojos en la revelación las personas me miran de otra manera, ya no soy la chica de los ojos color extraño, ahora soy la prometida de Leif, príncipe de los Nylehs, nuestros más temidos guerreros y de mayor rango entre todos los de mi raza. Solo existen dos pequeños problemas, el primero, no quiero ser esposa del temido Leif, el segundo, ¿alguien alguna vez ha visto a Leif en persona? Ser Leif es complicado, todos creen que ser el único hijo de Lhifer y Thaliaf es sencillo, pero herede los poderes de ambos, su sangre corre ardiente por mi sistema y solo luchando me he podido dar paso entre los Nylehs, he ganado más luchas que cualquiera a mi edad, he aprendido a luchar con dagas, espadas, y a puño limpio, pero no deseo casarme, tendría que compartir lo más sagrado para mi, mi anonimato.