-¡Mira, mira! ¡Una estrella fugaz! Pide un deseo, México!-Dijo con entusiasmo, señalando aquella pequeña luz resplandeciente que pasaba por arriba de las cabezas de estos dos. -Deseo... estar por siempre contigo.-Colocó la palma de su mano arriba de la del canadiense, y una sonrisa se formó en su rostro.