Sherlock estaba muy ocupado para saber y John muy atormentado para confesar. Ahora sólo quedaba no rendirse en el sueño, en la espera y en lo que era cierto. Ahora sólo quedaba esperar a que el destino se decidiera a darles una segunda oportunidad a este detective y este doctor que algún día habían hecho del 221B de Baker Street un hogar.Todos los derechos reservados