Han pasado años desde que el último niño habitó la tierra, poco a poco todos cumplieron 12 y sus luces se fueron extinguiendo. Capital Azteca está intacta gracias a los cuidados que le dio en su tiempo el padre de Illari. Derrepente todo volverá a estar iluminado, ruidoso, en lo que era una noche tranquila, los adultos volvieron de la muerte, sólo aquellos que se habían ido por los problemas del ambiente. Aquellos que no tenían hijos, niños (los que habían sobrevivido), retomarán sus vidas de manera normal. Sin embargo, los que eran padres, tíos, primos, pasarán por momentos muy dolorosos, algunos aprenderán a vivir con el dolor, otros no aguantarán y se unirán con sus pequeños en el otro mundo, otros más tendrán más niños para llenar esos vacíos. Volverán a como era todo antes de la catástrofe sin pensar que la vida no da segundas oportunidades en vano.