Me encantaría decir que he vivido lo suficiente para ser un experto en la vida, pero estaría mintiendo. No he viajado por mundo, no he tenido grandes amores de película con finales trágicos y llenos de drama, ni he encontrado la cura para alguna enfermedad mortal que azotara al mundo.
Solo he sido yo.
Un chico con una vida relativamente normal, durante los últimos dieciséis años de mi corta existencia. Pero eso no significa que no he guardado lecciones a lo largo de esos pocos años.
He vivido lo suficiente para agradecer estar con vida y he hecho amigos leales que me han enseñado mucho más que valores y alegría.
Esta historia en la que estas a punto de sumergirte no se trata de un amor que murió al salir el sol, o de aventuras descabelledas de cuentos de hadas.
Solo es un historia real, de la vida que he llevado hasta ahora. De las personas que han marcado mis días y de mis propias aventuras (no tan descabelladas como querría) que han trascendido mis horas, que han marcado mis días y qué, por supuesto, llevan la amistad, familia y amor, a otro nivel.
Al defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa.
Lo más sorprendente para Alicia no es el sistema en el que se rige la sociedad, los hombres, que no solo son los que dan a luz, si no, que se dividen en dos.
Los oro, la clase baja que tienen tendencia a dar a luz a otros hombres.
Y los jade, la clase alta que tienen tendencia a dar a luz a mujeres.
No solo eso si no que al ser las mujeres un bajo porcentaje, las familias se conforman por un harem de hombres, los cuales no son vistos más que como máquinas de hacer bebés.
La imagen la saque de internet créditos de la imagen a: "Alya".