La muchacha cada vez se adentraba más en el oscuro bosque mientras su mirada viajaba desde su espalda hacía el frente intentando esquivar cada árbol que se encontraba a su paso. -Ven aquí preciosa no te hare daño solamente quiero jugar- una horrible voz se escucho por todo el lugar, la joven frenó y comenzó a mirar rapidamente hacía todos lados -¿QUÉ MIERDA QUIERES DE MI? ¿QUÉ BUSCAS CON TODO ESTO? SOLO SAL DE MI MALDITA CABEZA- gritó a la nada sin obtener respuesta, asi pasaron varios segundos en los que solo se escuchaba la respiración agitada de la joven. Pero un escalifrío le recorrio el cuerpo cuando sintió el aliento del hombre chocar contra su cuello. -Te dije que solo quiero jugar- susurro junto a su oido y ella se quedó estatica mirandolo con terror. -No me mires asi que no te voy a lastimar- una fría sonrisa que dejaban al descubierto sus afilados dientes aparecio, pero lo último que la muchacha vio fueron sus ojos, unos ojos celestes, tan celestes que parecian hielo. Esos ojos de hielo que iban quedando rojos a medida que él se acercaba.