Otro año donde se volvía más viejo y, aún así, no se sentía capaz por completo de decir sus sentimientos ¿Podría realmente hacerlo? Ya no era el mismo niño encerrado en una plana pared acromática que veía como su todo, ahora podía visualizar el amplio mundo con sus impactantes colores que le hacían mirar todo con una chispa nueva, y eso era gracias a cierto hombre que robaba sus suspiros y provocaba que su corazón latiera. Quien sabe, quizá los deseos de cumpleaños se hacían realidad.