Rodeado por luz sin fin, Bakugo no sabía qué era arriba o qué era abajo, pero no creía que importara mucho-a su lado flotaba Uraraka, sin una pizca de miedo al estar frente a él.
Ella no lo miraba como si fuera un villano. Ella no lo miraba como si perteneciera a ese cuarto. Ella no lo miraba como si él fuera cuestionable.
"Somos un equipo," dijo, ese implacable desafío ardiendo en sus ojos como si ella misma fuera el sol.
Y a pesar de todo, Bakugo pensó que tal vez él también pertenecía al cielo.
(Esta historia fue escrita por Tharros en Ao3, yo simplemente la estoy traduciendo.)