Las lágrimas corrían libremente por mis mejillas, ya no me molestaba en reprimirlas, no podía creer lo que había escuchado hace horas,sus palabras todavía rondaban por mi mente repitiéndose una y otra vez, como si quisieran torturarme. -lo siento mucho Isabelle-notaba la lástima en la voz de mi amiga - ese idiota,como pudo hacerte esto- ahora se podía notar el enojo. -no voy a derramar más lágrimas-dije decidida limpiando mis lágrimas con furia-hare que pague por esto. Comencé a hacer un plan en mi cabeza y cuando ya tenía una idea definida se lo conté a Susan, ella estuvo encantada y dijo que me apoyaría en todo. Si él quería jugar le demostraría que también podría jugar mejor que el y qué es mi turno de jugar