Querido Daniel: Hasta el momento no creo que alguien haya descubierto la forma de iniciar una carta de des-amor, créeme, he estado buscando la manera durante dos horas. Creo que siempre he sido una tonta romántica que ahora le da por escribir cartas. Lo hago, Daniel, porque quiero que sepas exactamente qué pasó esa noche, porque lo debes saber, o al menos yo debo hacer que lo sepas.