En un mundo acechado por la guerra, la diosa de Frijla como solución creo sus propios hijos, que portaban sus virtudes y dones. Por un tiempo los Hijos de Frijla fueron nombrados como gobernantes del mundo, la gran mayoría de los humanos los adoraban por la paz traída hasta que la corrupción humana enveneno la mente de dos hijos: Crista y Üdor.
La diosa no quería que haya más hijos, solamente los necesarios para gobernar, y estaba prohibido procrear con sangre humana. Después de una discordia, los dos hijos menores traicionaron a su madre y la mutilaron. Con su cuerpo forjaron una espada y un escudo como si fuese acero, para obtener una supuesta autoridad divina.
Y así, sin que nadie que pueda sentenciarlos, se crearon los primeros híbridos de humanos e hijos de Frijla: los Belicos. A diferencia de los padres, estos entes no podían controlar sus dones, y cuando sentimientos puros salían, los Belicos eran imparables, una sed de sangre les invadía en las venas y los ojos se envenenaban de lágrimas de ira.
Y como su madre, Crista y Üdor fueron mutilados, pero la tradición no murió, forjar armas con sangre de dioses perduro en tierras demoniacas.
Los humanos al ver el caos surgido se rebelaron y expulsaron de sus tierras a los Belicos, asimismo a los Hijos de Frijla.
Los Hijos de Frijla, la espada de Crista, madre de la muerte y su fiel hermano, escudero Üdor, desaparecieron y no se volvió a saber nada de ellos. No obstante, algunos de los Belicos reaparecieron en tierras donde actualmente son aceptados, Amazarra.