En la oscuridad del silencio, el camión y el auto colisionaron. Los paramédicos movían sus bocas, palabras sin sonido. Meses pasaron en terapia de lenguaje, aprender a hablar de nuevo en señas. Mi voz, inaudible, pero persistente.
Papá, sumido en la depresión, rechazó el lenguaje de señas.
Mi mundo cambió, envuelto en deudas, la casa vendida: susurra su adiós.
Creí en un nuevo comienzo, pero la ilusión se desvaneció tan rápido como llegó. Papá apostaba su dolor en casinos, en los dados deja su voz.
En el silencio, quedé atrapada. Mamá nunca volverá, y yo, en mi mundo de tacto y silencio, intento buscar mi camino, pero en el mundo real, existen más peligros de los que puedo recordar.
Tal vez todo lo que me ocurra tiene su motivo, solo tengo que encontrar la razón.
Angelina y Nate, dos hermanos de la alta sociedad que vuelven a reunirse tras el fallecimiento de sus padres.
Nathaniel tendrá que hacerse cargo de su hermana con tan solo 23 años, Angelina de 15 por otro lado, creció sin conocer a su hermano.
Vivir juntos será un reto para ambos.