Cuando la atracción y la lujuria se unen al peligro todos nuestros sentidos son atrapados en una maldita persona.
La sensualidad y el erotismo son el motivos perfecto para obsesionarse. Espero que así sea.
El irresistible magnetismo de la atracción nos lleva inevitablemente hacia el contacto sexual. Tarde o temprano, nos rendimos ante este instinto primordial que desafía cualquier resistencia.