A veces estamos seguros de haber creado un perfecto e irrompible libreto para nuestra desdichada vida, simple y directo, tranquilo y a prueba de errores, aceptando sin derecho a refutar que hemos sido lanzados al mundo para ironicamente morir en el.
A veces deseamos algo mas, entonces traicionamos a nuestro libreto y nos dejamos guiar por impulsos, como pertenecientes al reino animalia que somos, y es entonces cuando quienes estan arriba en la piramide atacan; pero no, no estoy hablando precisamente de alguien, sino de lo que este trae consigo.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.