La vida no siempre había sido fácil para la protagonista de esta historia, Claudia.
Ella y su grupo, eran los chicos malos en su instituto de Bradford. Ellos intimidaban a todo el mundo con sus vestimentas de cuero, pircings, tatuajes... Y sobre todo con su mala reputación por su violencia.
Claudia, no era como los de su grupo. Ella no llevaba ni pircings ni tatuajes y mucho menos se vestía con ropas de cuero, quizás alguna vez se ponía una chaqueta así, pero no más. Solo estaba en ese grupo por su "reputación de chica mala". Aunque en realidad ella venía de una familia de la alta sociedad y con grandes propiedades.
Salía de fiesta cuando le daba gana y se iba a donde le daba la gana. Pero nunca le había gustado liarse con un chico que no le gustase. Si; quizás Claudia no era una chica tan mala, ya que le daba pena dar a los chicos falsas esperanzas.
Los alumnos en el instituto la prejuzgaban y pocos se atrevían a llevarle la contraria. Se podría decir que le tenían miedo. Hasta que llegó ese chico. Ese adorable chico. Ese tal Niall Horan que la volvía loca.
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-¿Porqué haces esto Niall?-Le dijo ella con un poco de rabia en sus ojos. Él solo bajó la cabeza.-Niall por favor, háblame tu eres... tu eres mi vida.
Al escuchar eso Niall no pudo evitar soltar una de sus sonrisas de duende.
-Estaba tan solo y t-tu... tu solamente te fuiste y.....y me dejaste solo.-Dijo Niall tartamudeando. Las lágrimas amenazaban con salir
-Niall, tú nunca estarás solo y aunque me vaya a mil kilómetros lejos de aquí, siempre estaré aquí para protegerte.-Dicho esto, se dieron un muy, pero que muy necesitado beso.
Tom Riddle logró salir del diario en el momento que le hacía creer a Harry Potter que lo había derrotado, aunque la realidad fue que Tom aprovechó para escapar y volver a tomar lo que perdió hace unos años.