Y allí tumbados en ese risco a mitad de la noche, rodeados de millones de estrellas que alumbraban el cielo con su luz, le susurré antes de que cayera en el sueño mientras le acariciaba el cabello con ternura: Es solo que eres ese pequeño fragmento de luz, que ilumina esta inmensa y abrumadora oscuridad - luego me acerque a ella, cerré los ojos, tome una aspiración percibiendo ese aroma tan dulce que la caracterizaba y me deje ir.