Cuando llegamos a Roma, ni mi hermana ni yo nos esperábamos acabar aquí. En "la boca del lobo" cómo lo llamaba mi madre. Tras una discusión de mil pares de narices con mi padre, mi madre dejó claro que lo primero eran nuestros estudios. No iba a dejar que tiraramos un años de estudios en marketing y empresas, y un grado de expresión creativa para dedicarnos al negocio familiar. Que ahora que lo pienso, mi hermana y yo desconocíamos cual era. Solo sabíamos que los negocios los llevaban a medias con un socio accionista, del que nunca habíamos oído su nombre. Un secreto familiar, que nos llevaría a conocer a dos hombres intensamente cretinos, engreídos, y enamorados de su trabajo. Lo único que no cuadraba con ellos era el echo de aparecer de la nada, y ser totalmente impredecibles. Ahora que lo pienso, mi hermana tenía razón, al decir que serían nuestra ruina. Y así fue...All Rights Reserved
1 part