Ella, una flor prohibida, yo, un observador empedernido de sus llamativas ramas, tanto así que llegué al punto de quedarme horas disfrutando del placentero aroma de sus pétalos. El hecho de saber que tenía que conformarme solamente con su olor, llenava mi mente de pensamientos con sobredosis de 50 sombras de grey, y cada día eran más intensos, hasta que decidí quitarle las espinas e intentar plasmarlos en una sola olisqueada bien cerca. La crearon diferente a todas las demás, de corazón noble y tierno, pero necesitaba y necesito saber como es ella cuando desnuda sus pétalos y no deja que nadie la vea.All Rights Reserved
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