No sé cómo llegue a este estado, tampoco me lo pregunten, una mente desquiciada pero por mucho más, muy sana. En versos suelo escribir esta extraña poesía, que si las sombras lo permiten, no te dejara dormir en días. No escribo para todos, y quizás llegues a odiarme, pero hay quien vive en penumbras y mi arte los hará amarme. Sean bienvenidos a la mente negra de un demente cuerdo, cuyo manicomio es su cabeza y su siquiatra una voz que tiene cuernos.
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