En el colegio sólo quería ver como jugaban tú y tus amigos, me gustaba verte sonreir, pero sólo podía verte en los recreos. Cuando yo estaba mirando hacia otra dirección tú me mirabas, a veces sentía tu precencia, queria saludarte pero era incómodo, los dos éramos demasiado timidos. El día que me fui me dijiste Adios, que lastima que no te escuche. Trece años después nos volvemos a reencontrar, con nuevos amores que tratan de curar la herida sin embargo sólo sana superficialmente. ¿Qué quiere el futuro para nosotros?