Vivimos en guerra con nosotros mismo cuando no aceptamos lo que somos, tenemos, decidimos, pensamos, hacemos. Al no perdonar los errores y equivocaciones, lo que no dijimos, las oportunidades que perdimos, lo que no supimos hacer. Si olvidamos lo que amamos, lo que nos hace vivir, lo que nos motiva e invita a movernos. Cuando no soltamos la queja, la mirada de la desesperanza, el mirar sin ver. Criticándonos. Haciendo del juicio cririco el arma de la auto exigencia alienante . Sin reconocer la propia necesidad, los valores personales, los llamados del corazón. Estamos en guerra cuando vivimos pendientes de los juicios de los demás, postergamos las elecciones que dependen de nosotros mismos, damos a otros poder para que nos definan. Auto conocerse, considerarse con amor, trabajar para fortalecer la autoestima, relacionarse desde la honestidad y la congruencia es el camino de la paz. Y aunque compleja y dificil, la paz es menos costosa que la guerra.