Recuerdo cada detalle de esa noche. Cada movimiento, cada palabra, cada herida. No puedo dormir sin levantarme en plena madrugada, llorando y recordando ese momento una y otra vez. Y lo peor de todo, o tal vez lo mejor, es que nadie lo sabe. Nadie puede enterarse de lo que sucedió ese 17 de Febrero. Mi nombre es Lucas Thompson, tengo 17 años y en este momento intento volver a dormir. Creo que lo mejor será que acepte la vida que me espera, no puedo más, ya no más.
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