El dolor que uno siente al saber que fue engañado es... horrible.
Te sientes estúpido, inútil, deprimido, despreciado, usado y, además, te das cuenta que has sido un completo ciego.
Esos son algunos de los pensamientos que se llegan a sufrir, sumado al vacío tormentoso de ser consciente que te han arrancado una parte de ti.
A pesar de verte fuerte no estás bien.
Muchas veces él se lo aclaro a si mismo. Pero es un idiota, porque a pesar de sus propias advertencias, aceptó ser el plato de segunda mesa.
Es un idiota por creer que cambiarían en solamente tres años los sentimientos de ese hombre.
Es un idiota por aceptar las caricias frías que le entregaba el pelimorado.
Es un idiota por ilusionarse con los "Te amo" que creía en algún momento serían verdaderos.
Pero ahí está de rodillas, rogando afecto de ese alguien, a sabiendas que nunca lo tendrá.