Recuerdo su cabello rojizo meciéndose contra el aire. la campanilla de la puerta de servicio sonando al contacto con su llegada como todas las mañanas, a la misma hora. Siempre ordenaba lo mismo, café negro con crema; todos los días sin falta alguna; faltando diez para las diez. Solía bromear por cómo escribía su nombre mal, y aunque sabía escribirlo correctamente, la sonrisa que emanaba en su rostro al leer el vaso lo convirtió en costumbre, entonces ella se convirtió en parte de mi día tras día, durante todas mis mañanas. Hasta qué entonces pasó; ella desapareció. Historia y portada originalmente mía. PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN O PDF. Di no al plagio🚫 Todos los derechos reservados©. fecha de publicación. 25/05/20All Rights Reserved