Savannah Blade había estado observando discretamente a la familia que se había mudado recientemente al vecindario, específicamente al lado de su casa. Se la pasaba noches enteras pensado en Stephen James, el hijo mayor. Inevitablemente despertaba mucho más su curiosidad cada vez que miraba por la ventana y lo veía entrar muy tarde en la madrugada a su hogar , había llegado a sentirse un poco mal un par de veces por andar espiándolo, sin embargo eso se comenzaba a volver algo normal en su vida hasta cierta noche que su curiosidad la delató... James caminaba silenciosamente en dirección a la puerta trasera de su casa, llevaba puesta una capucha negra que apenas dejaba ver algunos mechones dorados de su cabello, se le notaba muy tranquilo y cuando parecía que entraría perdiéndose de la vista de Savannah se giró hacia ella. Sus llamativos ojos grisáceos conectaron despreocupados con los de ella quien dejó salir un gimoteo de sus labios y se sobresalto en su sitio, sintiendo enseguida un ardor en sus mejillas. La había pillado, el optó por sonreír de lado mirándose encantador y a su vez arrogante, susurro algo que efectivamente ella no logro entender por la distancia establecida entre ellos y luego entro a su casa perdiéndose de su vista. ¿Que había sido todo eso? se sintió avergonzada y camino a recostarse en su cama, se había dicho así misma que no lo haría más, no obstante en el fondo no estaba tan segura de eso. Ella jamás se habría imaginado que desde ese día nada en su vida seria igual, Lucifer ciertamente era un angel hermoso, el más hermoso de todos quizá.. ¿Qué harías si te encontrarás con el peligro de frente? ¿Huir o encarar?
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