En un trabajo anterior hablaba de la constitución séptuple del hombre, y de los viajes que este tiene que realizar a fin de dominar los elementos que dominan su cuaternario inferior, a fin de permitir a su espíritu penetrar plenamente en su cuerpo, representado en la piedra cubica de seis lados y de esta forma el iniciado o esoterista vence sus pasiones y deseos, somete y sacrifica al animal que vive en sí y con ese sacrificio renace en un ser realmente iluminado. Pero de esto ya hemos hablado. Por la cual me gustaría en este escrito entrar en detalles, acerca de este que he denominado el gran viaje. Dividido a su vez por 4 pequeños viajes, y no por ser pequeños son de menor importancia, de hecho, se verá que este gran viaje no puede ser nombrado así, sin la realización de estos cuatro.