Cuando los delgados pies de Eiji tuvieron puestos un par de zapatillas de ballet por primera vez, fue como si el cielo le hubiese mandado una señal. Señal que no hizo más que confirmarse en el momento justo en que fue capaz de sostener el peso de todo su cuerpo en la punta de sus pies. Porque su corazón retumbó contra su pecho como no lo había hecho en mucho tiempo. Se sintió vivo, tan vivo que al dar el primer salto, por un instante creyó que podía volar como las gaviotas que acariciaban la brisa marina de la costa de Izumo. Entones supo que el ballet era lo correcto.Y a pesar de la miradas que parecían querer agujerear su espalda. Eiji eligió bailar. Eiji eligió ser libre. Estado: reescribiéndose |Créditos al fanart de la portada a @KoyasuYasuko12 en Twitter|