Champú de camomila y cerezas

Era una noche bastante intensa, las luces que alumbraban el cielo chocaban contra sus ojos, provocando una sensación de paz indescriptible.

Su pecho ardía mientras observaba la profundidad de la noche y sus pensamientos se llenaban de la misma mirada.
Llovía lentamente, sonando una lenta melodía.

Movió ligeramente su cabeza hacia la izquierda, hasta poder oler la fragancia que desprendía el cabello del contrario, estando apoyado en su hombro.

Camomila.

Cerró los ojos conmovido y dejó escapar un par de suspiros, desprendiéndose del contacto y bajando hacia los labios del rubio.

Sabían a cereza.

Se atrevió a abrir lentamente los ojos y contempló la sublime pieza de arte que había estado apreciando durante mucho tiempo.

Park Jimin, el chico con piel de terciopelo y ojos tan serenos como el mar.

El chico que robó su corazón desde que lo vio bailar.

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18/03/20