Mi mera existencia siempre tuvo una razón: ser el apoyo moral y sentimental de mis hermanas, sin importar mi tiempo, mis aficiones, mis obligaciones, o siquiera yo mismo. Pero siempre tuve esa pequeña duda, la cual crecía a través del tiempo: «¿Estoy mínimamente conforme con esto?». Hasta hoy, la respuesta hubiera sido un "sí" sin dudarlo, pero recapacité. Pensé en lo mucho que amaba a cada una de mis hermanas, aunque a veces siento que no es mutuo o que se están pasando de listas conmigo, y eso me molesta... me duele. No sé si ellas podrán seguir sin mí, pero ya tomé mi decisión, y no quiero ser el sirviente de nadie, solo quiero descansar todo lo que no descansé por ellas. Antes me detenía un poco y meditaba para calmar mis ganas de no hacer nada, pero hoy fue el día en el que meditar no sirvió de nada. En mi mente siempre me decía a mí mismo que tenía una buena vida... lo curioso es cómo llegué a mi respuesta. Ahora me pregunto: ¿Cómo se puede tener una buena vida, si esta se comparte entre diez personas? Pensamientos aquellos, en los que me repetía incansables veces que era feliz. ¡Qué buena vida, ayudar y sentirte bien! ¡Qué buena vida, vivir para tus hermanas! ¡Qué buena vida, ellas no devuelven nada de lo que das! ¡Qué buena vida, tener que sacrificarte en cuerpo y alma por unas desagradecidas! ¡Qué buena vida...! ... ¿No?
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