Prólogo:
En la aldea donde nací y pasé la mayor parte de mi vida aprendí algo:
Las personas hablan constantemente, acerca de todo y a veces, de nada en específico.
Las personas también crean historias, como la que estoy narrandote ahora.
Entre estas existía una muy famosa acerca de un monstruo de cabellos largos y rojos, con los ojos de una bestia, que tuvo que ser encarcelada por el resto de sus días.
También aprendí, que las personas pueden ser muy crueles y codiciosas.
-El monstruo de Kouka ha desaparecido!-gritaban los aldeanos que fueron inundados por una sensación de inseguridad absoluta.
-¿Que puedo decir?-dije mientras le sonreía a la persona que más despreciaba, mi hermano. Después de 12 años finalmente logré liberarme de el, de todos, de todo.-Alcanzame si puedes, idiota.-corrí sobre la seca tierra mientras solo un pensamiento habitaba en mi mente: ¿A donde voy ahora?
Aclaración: Akatsuki no Yona no me pertenece.