Esa noche del '92, una lluvia de estrellas, incesante por cinco años, asombró al universo entero. La tierra comenzó a cambiar en ese instante, al igual que el resto de la galaxia. Por alguna razón, comenzó a hacerse común la caída de asteroides en diversas regiones del mundo, con siete registradas en Corea del Sur, en la media decena que había durado el fenómeno. Algunos le temían, pero para esas familias quienes recibieron a sus pequeñas estrellas, fue una enorme bendición del cielo.