Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho y mi cabeza iba de dirección a dirección, de un árbol al cielo y del cielo al suelo, para adelante y para atrás. En pocos instantes me mareé un poco, pero aun así seguía de pie. De la nada empecé a escuchar un ruido que provenía de un arbusto que estaba más adelante. -Quieta- me susurré. Me quedé paralizada porque no sabía que podría ser y mi simple arma mortal era una varita seca. - vaya arma que abre escogido - dije apretándola con mis manos Me asomé poco a poco cuando y vi algo horripilante - madre mía - chille de miedo. Junto con mi gran salto. Un pájaro casi desplumado estaba tendido en el suelo. Me acerqué de nuevo y lo tomé con las dos manos - Te lastimaste tus alas - le pregunté como una niña boba y esperando a que el pájaro hablará. Un recuerdo se vino a mí, era de cuando yo estaba pequeña, siempre le hablaba así a los animales. ¿Tanto me gustaban? - Puedes dejarlo morir si quieres -