Lauren agarró el antebrazo de Camila y se impulsó lo suficientemente alto como para apoyar los codos sobre el anaquel, dándose el impulso necesario. Cuando Camila cayó al otro lado, Lauren le siguió por todo el camino, cayendo entre un montón de telas de encaje y satén que recubrían la zanja que dividía la tienda. Los percheros con vestidos de novia que habían rodado en el agujero y lo habían tapado, yacían en el suelo de tierra como una extraña manta de felpa. "¡Dios, podría dormir por una semana!" exclamó Camila. "Tal vez deberíamos parar y descansar un rato" sugirió Lauren casualmente, cayendo al lado de su salvadora. Ya estaba agotada por su terrible experiencia con el estante para libros, sin mencionar el hambre y la sed. Y su rodilla estaba gritando de dolor. "Por muy tentador que parezca, todavía estoy preocupada por las réplicas. El último techo cayó un poco más allá y el próximo puede ser el nuestro. Si eso sucede, se habrá cumplido mi peor pesadilla" "¿Cuál es? ¿Ser enterrada viva?" "No, ser encontrada muerta en una tienda de novias"