Mi querido Ángel, te lo digo desde ahora, contaré nuestra historia sin tu permiso, tachame de pecadora, pero no puedo ser la única que te conozca, porque nuestra historia fue un secreto para todos, un secreto que callamos los dos, pero ya es hora de revelar el misterio, tengo que revelarlo, por ti y por mí, y por todos esos sentimientos que surgen en mi pecho cada vez que oigo tu nombre. Lo siento mi Ángel, pero necesito liberar tus alas.